El 6 de mayo de 2024, Quito y otras zonas del norte de Ecuador fueron sacudidas por un sismo de magnitud 4,9, con epicentro en San Gabriel, Carchi. El temblor ocurrió a una profundidad de 22 kilómetros y fue seguido 15 minutos después por otro sismo de magnitud 4,8 en la misma región. Estos eventos subrayan la naturaleza sísmicamente activa de la zona y la constante vigilancia de las autoridades. A pesar de la intensidad, no se reportaron daños significativos ni víctimas, gracias a la preparación y respuesta rápida de la población y los servicios de emergencia. Ecuador se encuentra en una de las regiones más activas sísmicamente del planeta, debido a la interacción entre la placa oceánica de Nazca y la placa continental Sudamericana. Esta colisión tectónica acumula tensión que, al liberarse, genera sismos. Quito, en particular, se ve afectada por una red compleja de fallas locales, que contribuyen a la frecuencia y diversidad de los movimientos telúricos. Estos sismos recientes en Quito ponen de relieve la importancia de estar siempre preparados para eventos sísmicos en la región. Las autoridades, junto con el Instituto Geofísico de Ecuador, monitorean continuamente la actividad sísmica y actualizan los mapas de peligro para guiar las medidas de prevención y respuesta. Se hace un llamado a la población para mantenerse informada y seguir las recomendaciones de seguridad. La educación y la participación en simulacros de emergencia son esenciales para reducir los riesgos y los posibles impactos de futuros sismos en la comunidad. Este enfoque proactivo es crucial para mitigar los efectos de los frecuentes temblores en el país.